Saltar al contenido

29 DE AGOSTO. «Día del Árbol»

    El 29 de agosto de 1900 fue establecido el Día del Árbol en la República Argentina. Fue por iniciativa del Dr. Estanislao Zeballos desde el Consejo Nacional de Educación.

    Se determinó que desde entonces, todos los años se celebre esta jornada para concientizar a la gente sobre la necesidad de proteger las superficies arboladas y plantar árboles en diferentes lugares. Con el correr de los años se agregó el objetivo de frenar los efectos del cambio climático y la tala indiscriminada.

    Un verdadero tesoro natural en Villa Nueva

         Hace más de 20 años, cuando se proyectó para la ciudad de Villa Nueva el sistema de desagües cloacales y las lagunas para el tratamiento de los efluentes, el objetivo fue más allá de lo meramente técnico del proceso, planteando un programa para la recuperación del medioambiente, pensando en la salud de la comunidad y en las generaciones futuras. Así, el sistema prevé el reúso de los efluentes, previamente tratados, para riego forestal, evitando arrojarlos al río. Alrededor de 38 hectáreas del predio del PROSESUR (Programa Socio-ecológico de Saneamiento Urbano) se destinan para la plantación de árboles constituida en su mayoría de distintas variedades de Eucaliptos, por tener buena adaptación al suelo y clima local y, sobre todo, por su gran capacidad de absorción de agua. Sin embargo, a lo largo de los años se han ido incorporando diferentes especies, contando hoy con más de 30 mil árboles, entre los que pueden encontrarse  ejemplares de Algarrobo, Chañar, Sombra de toro, Cina Cina, aguaribay, Pesuña de Vaca, Roble de Pantano, Casuarina, Espinillo, Castaño, Almendro, Nogal, Palo Borracho, Ciprés y algunas variedades de frutales, entre otros. Este gran bosque es el encargado diariamente de absorber más de 3,5 millones de litros de líquido, teniendo un papel fundamental en el proceso de saneamiento. Sin embargo, su valor ecológico es incalculable ya que,  además, es un inmenso pulmón para la ciudad, minimiza los riesgos de inundación, previene la erosión manteniendo la humedad del suelo, frena los vientos y  constituye un hábitat ideal para diferentes especies animales.  Así, en tiempos en que la contaminación y la tala ponen en riesgo nuestro planeta, la plantación del PROSESUR es un tesoro que hay que valorar y proteger.